
Dos Años de Gobierno de Alternativa por Navajas
Si la vida es eterna en cinco minutos, dos años son un tiempo que puede haber resultado infinito para algunos miembros de Alternativa. Y posiblemente también para otros de la oposición. Pero parece que la mitad de la legislatura es un momento adecuado para sentarse y reflexionar sobre lo que ha pasado y lo que puede pasar en el futuro. Tiempo de Kairos: el momento oportuno.
Deberíamos distanciarnos de nosotros mismos. Vernos como algo objetivo desde nuestro natural subjetivismo. Evidentemente esta reflexión debería hacerla en primer lugar los miembros y votantes de Alternativa. Se puede unir al ejercicio cualquier vecino que lo desee.
La primera idea que podemos analizar es muy sencilla en la formulación y muy compleja en su desarrollo. Dice así: Alternativa nació para cambiar la forma de pensar y de hacer política en nuestro pueblo. Y ésta sólo ocurrirá si cambian la forma de ver y sentir la política las personas. El ayuntamiento cambiará si cambian los vecinos. Y el cambio personal se resume en una sola idea: unir, sumar. Se pueden escribir unos cuantos cientos de libros. Pero hasta un párvulo entiende y se siente implicado por la sencilla fuerza de esas palabras. Es, desde luego, una cultura nueva en política. Un pensamiento nuevo y que Alternativa hace propio en un momento en que las formas políticas y los partidos están en un proceso de cambio. Miguel Ríos lo definió perfectamente: “Necesitamos muchas manos pero un solo corazón”
Si cambian las personas cambiará el ayuntamiento y el pueblo entero. Y entonces las instituciones harán que sigan cambiando las personas. Así funciona un círculo virtuoso. El cambio de cada elemento empuja a la mejora del otro. Y es posible que se produzca una modificación de la rutina, una forma de actuación tan fructífera que pueda servir a otros y se llegue a convertir en tendencia.
Otro elemento esencial es el de desarrollar una cultura de la pregunta. Dejando de lado las certezas y los saberes seguros, nos adentramos en una forma de pensar que se plantea todo. Con la inocencia de los niños, tendremos que repensar preguntas del pasado, (¿Cómo pudimos dejar que nos llevaran a la situación en la que estamos? ¿Por qué nos pasó?) Otras del presente (¿Cómo es posible que no alcancemos un punto de encuentro común? ¿Cómo es posible que no podamos convencerlos de la realidad? ) Y sobre todo del futuro (¿Qué pueblo y que vecinos queremos?) El tener una mente “preguntona” nos puede permitir acabar con la mentira hacia nosotros mismos, las autojustificaciones y los engaños.
El peor legado de los últimos veinte años es la falta de cultura democrática y de participación en la vida pública. Es mucho peor que la económia Ante la imposibilidad de hacer política, el refugio para muchos ha sido el trabajo en las asociaciones. Pero en general el individualismo ha campado a sus anchas y bien pronto se fue degradando en egoísmo. La solidaridad y la responsabilidad desaparecieron y ahora hay que revertir el camino. Y no se trata de hablar de ellas, ni de dictarlas en abstracto. Sólo se pueden recrear viviéndolas y demostrándolas de forma concreta. Hay que cambiar esa perezosa queja que pide que las cosas me las den hechas. Y que siempre está acompañada por el aceptar las órdenes y el no pensar. Por ello la acción directa y ética sobre los problemas cotidianos, la generosidad con tu tiempo para darlo a los demás y cualquier tipo de acción de esas que te hacen sentir que estás reformando la vida, cambiando las formas para construir el bien vivir, tienen que ser el mecanismo de actuación de Alternativa. Resumiendo con una frase de Marina: “La ciencia explica, el arte expresa y la ética transforma”
Para acabar con las virtudes a alcanzar en esta nueva cultura, hay que citar una ética concreta la de la comprensión. Los seres humanos somos tan complejos y complicados, al menos, como una galaxia. Además de estar expuestos a la suerte y las circunstancias. Como las ranas en un cazo al fuego, en el que el agua se calienta y sin sentirlo se están escaldando, nos pasa a nosotros y caemos en procesos en los que nos somos conscientes. Nos pasa a todos, pero sólo lo vemos en los demás. El mundo está lleno de bárbaros(los que balbucean y no podemos entenderlos por hablar otra lengua). Somos bárbaros siempre por incomprensión. Desde los terroristas hasta el que escribe sobre lo que nada sabe en las redes sociales, hay muchos bárbaros. Comprender a los que no piensan igual es también un paso hacia una vida mejor. Y en eso puede que nos falte un buen trozo de camino. Hay un refrán que resulta aleccionador: “Al que tiene un martillo le llueven clavos”. (Rubén Blades) Y no todos son clavos, ni la única herramienta es un martillo.
Un último párrafo. La actividad política ha de ser educadora. Hay quien dice que hay que hacer pedagogía (Explicar las cosas, hablar con la gente, presentar los proyectos, léase este paréntesis con un tonillo engomado y pedante). Para nada. Hay que dar ejemplo. ¿De qué? De aprender a aprender. Nadie va a enseñar a un grupo político a ser creativo, original, comprensivo o impulsor de la reflexión. Analizar y sintetizar. A considerar objetivos más allá del hoy y mañana. A hacer autocrítica. A convivir con la incertidumbre. Hay que inventar el camino y recorrerlo, cayendo y levantándose. Quizás si aprendemos a aprender, los vecinos comiencen a hacer lo mismo y sean emprendedores, creativos y capaces de generarse su propio espacio y trabajo. Y abandonen la dependencia que se les ha creado la alfalfa en el pesebre.
Como dice Jorge Drexler : “Todo cae A pesar de que por un lapso de tiempo el suelo parezca infinitamente lejano” … Si la gravedad y la entropía han de hacer de las suyas ¿por qué no nos adelantamos?